La vida,
una cuerda de guitarra,
hierro y aire,
es una espada.
Ya no duele al sonarla
no tiene alma
ni tiene mástil
solo canciones que no existen,
canciones muertas,
que te mecen envuelto
en cuero y lana
hasta las puertas del infierno
donde ya nadie te espera.
Nadie.
Nadie.
Nadie y nunca.
Una cuerda de guitarra
quebrándose
justo antes de llegar
a donde por fin ganabas.