viernes, 6 de diciembre de 2019

primeras lluvias

solo faltaría que lloviese un poco ahí fuera para terminar de convencerme de que, escondido bajo la manta blanca del salón y protegido por mi libro y por mi café y por la chimenea aún apagada de la pared, es la mañana perfecta aunque todavía esté esperando verte aparecer con el pelo alborotado y los ojos negros limpios de rímel y tenga que decirte que me beses, que me gusta tu piel caliente a primera hora cuando es toda para mí, aunque solo sean unos minutos, unos segundos, un leve roce de hola y adiós aquí estoy pero tampoco mucho y me dejes ahí sentado, en el sillón que tuvimos que comprar tantas veces, tratando de creérmelo todo y de decir que sí, que al final lo conseguimos y que la hierba del campus de ciencias aún recuerda nuestro esplendor

puedo esperarte aquí cada mañana si quieres, aunque no termine de empezar a llover